Servicio Editorial

El interés que desde siempre ha mostrado el País Vasco hacia la Formación Profesional es una realidad que arranca en el siglo XIX con las primeras Escuelas de Artes y Oficios y que continúa en la actualidad. Ese interés ha sido producto de un conjunto de elementos que han colaborado con el objetivo de adecuarse a las necesidades del país. Desde el sector económico-industrial, que ha visto cómo la Formación Profesional se ha ido adaptando a sus necesidades, hasta el sector educativo, que ha llenado sus aulas con numeroso alumnado interesado por aprender un oficio o profesión. En ese recorrido han tomado parte diferentes agentes como la Iglesia, las empresas, las administraciones estatal, autonómica, provincial y local, las organizaciones sindicales, etc.

Gracias a todos ellos, la Formación Profesional vasca se ha situado en un nivel en el que puede competir con cualquiera de los países cuyos modelos de Formación Profesional son considerados como un referente en este ámbito, todo ello debido a un permanente interés por la innovación. El éxito de toda esta trayectoria lo podemos resumir en lo que hemos llamado el “lauburu” de la Formación Profesional de Euskadi: la calidad, la creatividad, el emprendimiento y la internacionalización.